La primera vez que se publicó “Huracán” de Sofía Segovia fue en el 2016, pero con esta reedición se puede decir que todos los personajes retomaron una realidad que persiste hasta hoy.

Unos podrán señalar que por la fecha que se mantiene la trama no es moderna, pero para sorpresa de muchos, cada uno de los personajes puede adaptarse a la época a la que uno se encuentre y eso preocupa bastante.

Huracán

A través de los ojos de Aniceto Mora, nos lleva por toda su infancia y de lo terrible de ser un “Regalado”, pues su padre lo dio a una granja donde trabajaba con cerdos, no recibía paga y todas las noches dormía con ellos.

A lo largo de los años se escapó de esa granja y se sitúa en otro lugar, una señora lo recibe y ahí conoce lo que es ganarse el dinero por el trabajo y el acompañamiento materno, pero su padre, al ver que no se encuentra en la granja y escapó, lo busca para poder devolverlo.

Otra marca de este huracán es también el viaje que hacen dos “gringos” a Cozumel, pero ellos son un pestañeo a la historia, donde el esposo muestra su machismo hacia su esposa, pues lo único que busca en el viaje es matarla e irse de ahí.

El huracán no nada más es el alboroto que se hace, también cuenta el proceso por el cual las personas determinan los prejuicios por los que van aplicando a cada uno, mezclado con el dolor humano.

La mirada de Sofía en este nuevo Huracán

Después de 8 años, la novela de “Huracán” ya está en “Del Bolsillo”, una editorial en la que no nada más es perfecto para llevar a cualquier lugar, sino que eso significa ser un “Best Seller” en Penguin Random House.

Por eso determina no nada más el transcurso del tiempo, también Sofía Segovia comentó a Radio Fórmula cómo percibe al personaje principal, que es Aniceto, en la actualidad.

“Yo la escribí entre 1999 y 2000, cuando se decía que se iba a acabar el mundo y escribí lo que es mío. En ese entonces era muy importante esa transición porque es una novela muy política, esa que nos abarca todo, hasta lo que ponemos en la mesa”, explica.

Es así como ella observó esa formación del Huracán que viajó a México y hoy nos sorprende “y no nos debería de sorprender”.

“Lastima mucho que siga habiendo parte de la población atrapada por esta definición estrechísima que les ha dado esta situación sociopolítica. Una crítica muy fuerte a un sistema y cómo ha marcado a la pobreza porque le conviene, la marca y la pobreza es destino”, advierte ante el seguimiento de la desigualdad que persiste en el país.

Además, persisten esos huracanes que están adentro de uno, los privados y que afectan también a otros, por lo que uno trae adentro, como los estereotipos.

“En esa época veía un país fracturado y por eso la estructura de la novela está fracturada, en donde todos los personajes se ven como personajes principales”.

El huracán es una metáfora de cómo cada persona se encuentra en esa pequeña isla (o planeta) y no podemos salir mientras se acerca.

“En la literatura exponemos lo que duele para tratar de ver si solucionamos algo, pero creo que ahora hubo quién aprovechó esa fractura y entendió cómo hacerla más grande y creo que ahorita vivimos con fracturas mucho más grandes, claras y lo que yo percibo es que tenemos una tormenta, casi un huracán”.

En el texto no nada más persiste el dolor de regalar a un hijo, sino del machismo, pues para la época en que lo escribió todavía no se hablaba sobre la violencia a mujeres, apenas identificaban a las muertas de Juárez y tanto así también hay una incomprensión y hasta el estereotipo que marca a la sociedad y “en la que participamos todos”.

Solo que uno de los personajes que nunca pensaba que iba a volver a ver es al gringo, esto refiriéndose a Donald Trump.

“Fue muy doloroso ver a personaje con un tono burlón”, pues no por nada se sorprendió al ver que estos estereotipos los desarrolló mucho antes.

“Tenemos ese huracán encima porque ese gringo, que no son todos, tienen esos estereotipos, es caricaturesco, pero muy duro”, detalla.

“Esta novela nos invita a meternos tanto en el huracán y que no tengamos opción más que de terminar y ver las consecuencias de lo que nos hacemos unos a otros”, finalizó.