Desde Volver al Futuro hasta Interestelar. La ciencia ficción tuvo a grandes iconos que mostraron al mundo su gran imaginación. Incluso, por ello, algunas personas todavía esperan los carros voladores.

En el siglo pasado, hubo directores que lograron atravesar el espacio a la velocidad de la luz, algunos tuvieron encuentros cercanos con seres de otros planetas, pero hubo escritores que nos hicieron imaginar cosas que algunos creen que era fantasía. Y en pleno 2024 uno se cuestiona: ¿cómo pudieron haber pensado en eso?

Uno de esos autores es Ray Bradbury. Famosos por su novela Fahrenheit 451 o Crónicas Marcianas, pero ahora Minotauro (Grupo Planeta) muestra una parte que muchos no conocían de este autor y son sus obras de teatro ¡con mexicanos!

Un hombre de ciencia ficción que escribió teatro debió de ser muy aventurado, tanto así que el propio Bradbury comentó, en su introducción, que para hacer teatro solo la persona que lo desea debe lograrlo, sin tener que pedir dinero prestado.

Desde hace años ya se veía lo complicado de poner en escena una obra, pero lo que llama la atención son las tres obras publicadas, escritas entre 1965 y 1975, pues las tramas son las que la convierten en una sorpresa y quien las lea se va a dar cuenta de ello.

Bradbury y su perspectiva de los mexicanos

El libro toma como título El maravilloso traje de color vainilla, una de las obras del escritor cuya la trama principal son seis mexicanos que compran un traje.

Utilizó personajes mexicanos porque en su infancia (y parte de su adolescencia) creció con muchos niños con sangre mexicana y estadounidense.

Comenta que tuvo amigos yendo y viniendo de la Ciudad de México, Laredo y Juárez. Y la idea de tener un traje era mucho, pues tanto Bradbury -como sus compañeros- eran pobres y al igual que él compartían ropa con sus padres y otros hermanos.

En la obra, uno podrá ver cómo los seis personajes buscan la manera de obtener el traje color vainilla que está en un aparador. Cuando se juntan para comprar el traje, establecen reglas, pero entre su uso, a uno le preocupa algo.

En el texto uno podrá notar palabras en cursivas como: caramba, madre mía, compadre, mismas que hacen alusión a las personas que provienen del otro lado, México. Es así que a través de estas frases incluso hay una connotación negativa, es decir, estereotipos: el vendedor del traje siente miedo porque creen que solo van a robar.

Aunque este es uno de los mejores aciertos que hace Bradbury al comportamiento mexicano, pues con su carisma, burla y la forma fácil de ver la vida, da a entender que buscó esos detalles para diferenciarlos de los demás.

Esta es la primera vez que veo una obra que muestra el comportamiento de los mexicanos, viviendo en Estados Unidos, ¡y que mejor que sea de Bradbury!

El altiplano sudafricano

En su segunda obra de teatro me asustó. Es una representación del futuro que se preveía… y que sucede ahora.

La obra se centra en una familia cuyo padre mantiene la casa con la mejor tecnología. El inicio de esta es cuando ponen un cuarto que al momento de querer ir a algún lugar o de tener en mente un pensamiento, lo muestra y lo representa. Una guardería del futuro, explica Bradbury.

La intriga se da cuando el cuarto no deja de mostrar escenarios de África. Al ver lo que sucede la madre se preocupa y cuando ve que el cuarto no cambia, trata de desactivarlo. Esto genera el odio de sus hijos.

Con el paso del tiempo, uno se da cuenta de que Bradbury se adelantó a su época y hoy en día uno lo interpreta como el mal que hace la tecnología a los menores.

Al abismo de Chicago

Primero se hizo en obra de teatro, después la realizaron en televisión, que ahora puedes ver en Apple TV+ llamada El Teatro de Ray Bradbury”.

La historia no nada más se centra en cómo las personas no quieren sentir y mucho menos recordar el pasado, también intentan detener ese sentimiento que en ese mundo está prohibido.

La obra da a entender que cayó una bomba en la ciudad de Chicago; aquí Bradbury muestra a un hombre que nada más recuerda la calidad y no la cantidad. Incluso hace referencia que esta obra la escribe por todos esos pensadores e intelectuales que lo aburren.

Eso se puede notar porque mientras un anciano, que es el personaje de esta obra, trata de recordar y pensar lo que había, el joven quiere silencio, pero en realidad no quieren escuchar nada de lo que habla la experiencia.

Estas tres piezas son fundamentales para la literatura de Bradbury y que mejor que Grupo Planeta publicó las obras del autor que, como dice él mismo, no hace ciencia ficción, escribe fantasía.