Uno creería que el baño es un lugar en el que no tiene gran relevancia y no puede ocasionar ningún problema. Un espacio donde uno logra estar a solas y sin tener que pensar su relación con algún otro tema. Cada vez que una persona está fuera de casa y necesita ir al baño, son pocos los lugares en donde ofrecen a uno pasar. A diferencia de Estados Unidos o Canadá, donde pueden entrar a cualquier establecimiento sin pagar para entrar al baño, en México hay una tarifa mínima: o consumes o pagas cinco pesos. Eso lleva a que ese derecho no sea libre y de la cual se asocia a una problemática que no nada más tiene que ver con el dinero, sino también hay una competitividad económica e incluso hay una violencia sistemática institucional que viene desde los órganos como la UNESCO. Tenemos el derecho al uso del baño En el libro “Yo, Tú, Él ¡Todos! Tenemos el derecho al uso del baño” (Editorial Todes) cuenta con historias legales, jurídicos, anecdóticos y de observación social en donde describe la transgresión de cómo se ha evitado que ir al baño sea un derecho fundamental y que una persona tenga que pagar por hacer sus necesidades fisiológicas. Un tema que hoy en día las empresas todavía no explican por qué cobran para ir al baño; incluso plantea cuánto es lo que se gasta al ir al baño, la higiene, agresiones sexuales e incluso hasta el costo de no poner baños en lugares públicos. Los derechos humanos no se deben de violentar, aunque hoy en día uno normaliza que le cobren ir al baño, siendo que ese es un derecho simple, pero que ha tenido consecuencias. Hay muchos lugares en México que se ubican en bienes culturales de la nación, consideradas como ruinas históricas y uno de estos sitios son las iglesias, que en todas cobran los baños, algo que no debería de ser. Al igual que en las gasolinerías, donde el Centro Mexicano para la Filantropía (CEMEFI) le explicó a Carlos Martínez que ese dinero que cobran para entrar al baño es para los empleados. “El problema es que los empleados no tienen un salario, ganan propinas y esto es parte de sus prerrogativas porque carecen hasta de seguridad social”, explicó. Eso mismo pasa con supermercados donde se menciona que los baños están concesionados lo cual las personas permitieron esta normalización de la privatización de los baños. “¿Cuándo has visto en un baño público una licencia de operaciones, como lo tienen los establecimientos comerciales? Esto es ilegal, no está en el catálogo de establecimientos mercantiles el uso de poner un baño y no hay una normatividad”. Asimismo, se involucra este problema con el desabasto de agua que hay en la Ciudad de México, pues uno de los problemas que ya persiste en muchos edificios inteligentes es la falta del líquido, pues necesitan abastecerlo para que los baños funcionen. Los miles de baños públicos que hay no tienen una normatividad y si no hay licencia de uso mercantil, no hay ninguna secretaría o entidad que se haga responsable de la limpieza de los baños porque “no hay el uso de suelo para poner baños públicos”. “No hay una norma de higiene, manejo del agua, ni del tipo de rejas que se pueden usar, porque todas las rejas que hay no permiten entrar a personas con discapacidad”, un problema que abarca parte de las minorías. Incluso, señala que al momento de darle un orden al tema del baño, se da cuenta que se transgreden más de 30 derechos humanos, como el derecho a: Salud Pública Medio ambiente Personas mayores Personas con discapacidad Infancias Personas de la diversidad Inclusión Además, explicó que uno de cada 3 escaleras eléctricas del Metro de la Ciudad de México están dañadas porque se detectó que son “por los orines de las personas”. “Los ácidos de las orinas generan la descomposición de componentes electrónicos que son irremplazables y ya no pueden ser utilizados”. Todo es un autogenerado que hoy en día se viola ese derecho humano del que uno debe de tener de manera gratuita. El libro es el primer paso, el segundo es el cortometraje que se proyectará en este año y esto con el fin de mostrar la problemática que puede generar un baño. Navegación de entradas Moderatto inaugura Festival Atzán 2024 en Atizapán de Zaragoza Mexichrome: fotografía y color en México en Bellas Artes y la Cineteca Nacional