Ser sincero con uno mismo es difícil, pero decir que tu pareja ya no te ama y no reconocerlo es peor. Este argumento lo propone Mónica Salmón en su novela, donde hace cuestionamientos para aquellos por las que pasan ante esta situación. Por esa razón, la autora quiere que las personas no nada más piensen sobre el amor, sino también en el desamor y por lo que muchos pasan al tener ese pensamiento y tener en la cabeza siempre ¿qué pasa si ya no me quiere como antes? Olvidaré tu nombre (Grijalbo) Ofelia le escribe a Emilio correos electrónicos y entre los textos se puede ver cómo lo busca para recordar aquellos momentos por los cuales pasaron una vida increíble. Se desahoga en cada texto que escribe, pero conforme le envía estos correos también recibe mensajes de WhatsApp de él. Ofelia sabe que la relación se terminó, pero les cuesta trabajo reconocerlo. A través de las cartas que le envía, el lector se da cuenta de que no nada más se van minimizando las cuartillas, sino que Ofelia se tiene que amar a sí misma y esto lo descubre gracias a esos correos electrónicos; percibe que su relación con Emilio era violenta con muchas inseguridades. Es aquí donde uno debe conocer sus miedos para lograr una estabilidad en su vida y entender que también se pierde el amor de uno, pero se gana el propio. La realidad del desamor Mónica Salmón presenta el desamor como es; crudo, inseguro, desconfiado, miedo. Una vez más la escritora y psicóloga clínica entreteje esta historia para entender los problemas que hay en las parejas y en uno mismo. Solo que el desamor se asemeja a un duelo y eso llega al tener la pérdida del otro, por lo cual, en entrevista con Radio Fórmula, Mónica Salmón responde que se dio cuenta que el duelo y desamor tiene ese mismo proceso. “Empecé a ver si el desamor contaba con las mismas etapas (del duelo) y en efecto, el desamor tiene un proceso igual en la psique y lo que Ofelia hace es una catarsis”, explica. Cuando una relación termina hay una persona que se queda amando o está “dolida” y necesita hacer un análisis o cuestionamiento de ¿qué nos pasó?, ¿en dónde nos perdimos?, ¿en qué parte me dejaste de ver?, ¿por qué ya no te soy suficiente? “Como psicóloga clínica me atrevería a decir que todo ser humano, en algún punto de la vida, debería de vivir un proceso de desamor porque en el desamor empieza el cuestionamiento existencial, la mirada regresa a uno mismo de una manera diferente. Regresa a un cuestionamiento sobre ¿quién soy?, ¿cómo soy?, ¿qué hago?, ¿qué quiero?, ¿cómo amo?, ¿cómo no amo?, ¿qué me duele?, ¿qué vengo arrastrando?, ¿de qué tengo miedo?, ¿dónde me abandonaron?” Al momento de cuestionarlo, la mirada de uno regresa de un lugar muy honesto hacia cada uno, es aquí en donde menciona que no nada más se debe de pensar en esa idea que tienen algunos libros de autoayuda, que todo tú y siempre tú, sino que hay mucho más. “El desamor te lleva a un cuestionamiento distinto, es esencial y ese puente que te lleva al desamor, ahí entonces nos conocemos”. Aunque este libro fue un reto personal para Mónica, porque tenía que darle a alguien un acompañamiento en un momento doloroso, sin que se le diga los pasos que debe de seguir, pero que se cuestione. “Si yo hacía que un lector se cuestionara, yo ya estaba del otro lado”. Cuando lean el libro y se cuestionen sobre los problemas de su actual relación o de una pasada, entonces es ahí en donde Mónica está tocando fibras a las que quería llegar para que se entienda lo que siente su personaje. “Nos estamos defendiendo todo el tiempo, pero estamos urgentes y necesitados de espacios de vulnerabilidad que no los tenemos y no los encontramos. La fórmula de estar felices 24/7 hace que tenga más inseguridad, angustia, entonces no está funcionando”. De igual forma, Mónica hace referencia que hay una “tercera voz” en las relaciones y se trata de familiares, amigos, personas y todos aquellos que están involucrados y opinan día a día de tu situación, “hay una voz que no es tuya, pero ya la haces propia. Le pertenece a alguien más y no es cierto que amamos libremente”. La escritora y psicóloga reflexiona y advierte que muchas personas que están en este desamor no saben dejar ir a ese individuo. “Son nuestros mecanismos de defensa, estamos llenos de miedos, angustias, pero si te vas a marchar hay que tener una responsabilidad afectiva con el otro. Tienes la libertad de marcharte, pero no te quedes a la mitad, porque entonces no me dejas ser”. “Es más fácil hacer un duelo de muerte, porque cuando alguien muere, que amas, tienes una justificación, está muerto por eso no está conmigo. Pero cuando hay un desamor, está vivo, y no tengo manera de detenerlo, no hay una tumba en dónde ir a rezar: eligió no estar conmigo y sabía que me dolía y decidió irse, aun con mi dolor. Es compleja la psicología del desamor”, finalizó. Navegación de entradas Stephen King: ¿Cuál fue la primera novela que publicó y hoy cumple 50 años? ¿Hablas de finanzas con tu pareja? Manual del dinero para tratar temas económicos