Desde que se tiene memoria, los poetas mexicanos han sido parte fundamental en la literatura del país. Tanto así, que muchos de sus textos no nada más los recuerdan, sino que sus historias y muertes tratan de rescatarse en el libro. Solo que ahora, Grijalbo logró encontrar una novela que no nada más descubriera la razón del porqué se suicidó el poeta Manuel Acuña, sino también uno va a poder adentrarse en sus alrededores, con amigos, parejas y familiares. El Pasado Manuel Acuña murió el 6 de diciembre de 1873. La Escuela de Medicina es uno de los lugares principales que no nada más resguarda el ataúd del poeta, también llegó a ser su hogar. Después de su asesinato, lo que trata de buscar Víctor Palomo es lo que sucedió antes y luego de este suceso, hubo muchas dudas sobre sus parejas, el suicidio y su vida. Por suerte, vamos a tener a varios de los amigos de Acuña que hablarán y van a guiar al lector no nada más con los guiones de cada uno, sino también con testimonios, que fueron plasmados en los periódicos, documentos de primera mano y así conocer ¿a quién está dedicado “Nocturno”? Estudiando a Manuel Acuña No es fácil llevar una novela histórica y mucho menos tratar de recuperar la información que hubo en el Segundo Imperio de México, pero gracias a la investigación que se realizó Víctor Palomo se pudo crear esta historia y que a su vez ganó el Premio Nacional de Novela Ignacio Manuel Altamirano. Es por eso que Víctor Palomo confesó en entrevista a Radio Fórmula que se tardó más de 10 años en poder finalizar con toda esta aventura que se vivió en la República Restaurada. Estos años le pasó mucho y más con los personajes, porque había algunos que todavía tenían que decir más, como es el caso de Laura Méndez y, a pesar de que existen sus cuentos y novelas, recurrió a la UNAM para leer sus cartas. El acervo de la UNAM tiene 40 cartas y al principio no se las pudieron otorgar porque las estaban digitalizando, pero ese trabajo se tardó año y medio. Y aunque tenía ganas de hablar sobre el mito de Manuel Acuña y Rosario, sin embargo, se dio cuenta de que había muchos cabos sueltos. “Revisé en investigaciones biografías de Benjamín Jarnés, Portillo Rojas Luis Urbina y me di cuenta de una cosa, en determinado tiempo que las iba revisando todas partían de una fuente y esa gran fuente era de Juan de Dios Peza, quien escribió “Acuña Intimo”, donde decía todo lo que había pasado”, explica. De lo que encontró, hubo varios datos que no coincidían, como el caso de la celda en donde supuestamente vivía Acuña, que menciona Peza era la 13, pero en realidad fue la 18. También descubrió que Peza encubría al amigo Agustín F. Cuenca que se había casado con Laura, quienes tienen una relación posterior a la muerte de Acuña y ahí tenían “la primera piedra del pacto del silencio”. “Con tanta información necesitaba quién contará la historia. Hacerlo desde la primera persona de Manuel Acuña era difícil porque, ciertamente, hay huecos y lagunas”. Es así como creó el encuadernador y le pareció un buen elemento que se relaciona con los libros, pero el doctor Téllez y el encuadernador son los únicos que no forman parte de la historia. “El doctor está basado en el sobrino de un general Téllez que supuestamente, en su casa, Acuña conoce a Rosario. No quise inventármelo del todo, sino que hay un elemento que es el general Téllez, que está en la casa, de ahí salió el doctor». Mientras que el encuadernador no tiene nombre, ni rostro, porque no existe. A diferencia de las calles, el circo, los enanos, los demás son personajes históricos. En esta tesis que marca el libro se refleja mucho como todo lo que le sucedió con amigos y sus amores llevaba esta efusión, por lo cual el autor refleja que es la época de la pasión, el arrebato. “Es la época del arrebato y ese libro “La Gloria”, que saca a la mesa Laura Méndez y que trae la dedicatoria “a Laura” de Manuel Acuña, sí existió y una vez que lo publica Acuña, en ese poema es donde Acuña cuenta la historia que tiene con Laura Méndez, pero le pone Elena”. Uno piensa que es otra mujer, “pero luego me encontré que Laura Méndez se llama: Luisa Laura Elena Méndez y cuando lo publica, fríamente le pone Laura y se lo entrega”, finalizó. Navegación de entradas ‘No puedo respirar’: el libro que recuerda a George Floyd y habla sobre la igualdad Tlahualiles de Sahuayo: el ritual de 12 horas de esta danza tradicional de Michoacán