Hace unos días, el mundo fue testigo de una guerra de 12 días entre Irán e Israel, respaldado por Estados Unidos. Hubo muertos de ambos lados y las acusaciones no tardaron en cruzarse. Sin embargo, mirar a Teherán con mayor profundidad sigue siendo un ejercicio urgente.

En esta tercera y última entrega de la entrevista con Ángel Horacio Molina, especialista en Medio Oriente e integrante del Centro de Estudios Islámicos Árabes y Persas «Dr. Osvaldo A. Machado Mouret», la atención se centra en cómo Irán es percibido fuera de sus fronteras. ¿Por qué se mantiene su imagen de amenaza constante? ¿Qué rol juegan potencias como Estados Unidos, Israel y los grandes medios en sostener ese retrato?

El líder supremo de Irán advirtió a Israel y EU. que recibirían una “respuesta” tras el atentado a su país y así fue / EFE 

Una república que no copia a nadie

El experto inicia de manera contundente, Irán incomoda no por su pasado, sino por su capacidad de construir un modelo propio.

“Es un sistema que no replica el esquema occidental de Estado-nación. Combina el movimiento constitucionalista de fines del siglo XIX con debates internos del islam chií sobre dónde reside la autoridad política en ausencia del imán Mahdi”, explica Molina.

Esta fórmula, completamente original, desafía la lógica binaria heredada de la Guerra Fría. Por eso, dice el investigador, “Occidente no discute los fundamentos de la República Islámica. Prefiere descalificarla llamándola teocracia o tildándola de medieval. Es una forma de sacarla del debate”.

Manifestaciones en Irán en 1979 apoyando la Revolución Islámica / Archivo

Fabricar un villano, fortalecer un bloque

¿Por qué es útil demonizar a Irán? Molina es claro: “Porque interpela políticamente y porque no se alinea ni con Estados Unidos ni con Rusia. Es la tercera posición. Y eso incomoda mucho más que un enemigo convencional”.

La estrategia es conocida afirma: “se construye un ‘otro’ peligroso. El migrante del sur, el musulmán, el africano que llega a Europa. Irán encaja perfecto en ese molde. Alimentar el miedo al otro permite cerrar filas hacia adentro. Es un aglutinador emocional que usan sobre todo los gobiernos de derecha”.

“Desde 1979, Irán ha sido uno de los países favoritos para este discurso que necesita enemigos fáciles, aunque sean falsos», sentenció.

Una sociedad iraní muy politizada, nos dice Horacio Molina / EFE

Complejizar no es confundir, es entender

Para Molina, romper con los estereotipos no es un lujo académico, sino una necesidad política. “Cuando reducimos el conflicto a ‘chiítas contra sunitas’ o a Irán versus Israel, estamos borrando sujetos, procesos, historia. Estamos evitando ver que hay estudiantes, obreros, científicos, feministas, movimientos culturales en juego”.

Pide una cobertura que humanice. “No es lo mismo decir ‘murieron 30 personas’ que decir ‘murieron estudiantes, amas de casa, científicos’. Ahí aparece la empatía, el vínculo. El sujeto deja de ser un número”.

“La región no es un caos inexplicable. Es compleja, sí. Pero hay que complejizar para enriquecer, no para confundir. Si no, todo se vuelve propaganda, y después fingimos sorpresa cuando el mundo arde», advirtió.

Donald Trump, presidente de EU dio la orden de bombardear Irán para acabar con una supuesta bomba nuclear / EFE

A lo largo de estas tres entrevistas, el investigador Ángel Horacio Molina insiste en que Irán no puede entenderse desde los estereotipos que lo pintan como una amenaza constante. Habla de su gente, de su política y de cómo lo retratan las potencias occidentales, siempre dejando fuera muchos matices. Sin negar los problemas internos, Molina propone algo básico pero necesario: mirar a Irán con más profundidad no es estar a favor de su gobierno, es simplemente rechazar una visión del mundo que se alimenta del miedo y del desconocimiento.

Avatar

Por admin