Hoy, en Viernes Santo, millones de personas alrededor del mundo se sumergen en la conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Es un día de reflexión profunda y devoción para los fieles de la Iglesia Católica, que celebran el sacrificio supremo de Jesús por la salvación de la humanidad. En México, esta solemnidad adquiere una relevancia especial con la observancia del Viacrucis, una representación simbólica y espiritual del doloroso camino que Jesús recorrió hacia su crucifixión en el Calvario. Las familias se congregan en las calles para acompañar este recorrido, deteniéndose en catorce estaciones que rememoran los momentos más angustiosos y significativos de la pasión de Cristo. El martirio de san Felipe, por José Ribera / Museo del Prado de Madrid ¿Qué significa el Viacrucis? El término «Viacrucis«, de origen latino («Via Crucis»), literalmente significa «Camino de la Cruz«. Este camino simbólico evoca el sufrimiento extremo de Jesús mientras cargaba la cruz hacia el lugar de su ejecución. Cada estación del Viacrucis representa un episodio específico de esta dolorosa travesía, desde la condena hasta la crucifixión y la muerte en la cruz. Sin embargo, antes de ser clavado en la cruz, Jesús fue sometido a un castigo brutal: la flagelación romana. Este método de tortura era una práctica común en el mundo romano, donde el individuo era azotado con un látigo de múltiples correas, a menudo incrustadas con fragmentos de metal o hueso. Los relatos históricos y médicos describen la flagelación como una experiencia extremadamente cruel y dolorosa. Los latigazos infligidos durante este castigo causaban una amplia gama de daños físicos, desde heridas superficiales y desgarros en la piel hasta contusiones musculares y lesiones en los órganos internos. Además del sufrimiento físico, la flagelación también dejaba secuelas emocionales profundas en la víctima. Cristo en la Cruz, de Mihály Munkácsy (1884) Algunas de las consecuencias de los latigazos: Heridas superficiales: Los impactos con el látigo o la vara tenían el potencial de ocasionar lesiones en la piel, que variaban desde rasguños y contusiones hasta cortes más profundos. Estas heridas podían generar un intenso dolor y provocar un sangrado abundante. Desgarros en la piel: Los latigazos tenían la capacidad de rasgar la piel, provocando cortes profundos y desgarres en los tejidos. Esto no solo incrementaba la cantidad de sangre perdida, sino que también intensificaba el dolor y aumentaba el riesgo de infección. Contusiones musculares: Los impactos repetidos podían ocasionar daño en los músculos ubicados debajo de la piel, lo que resultaba en contusiones y moretones dolorosos. Esto podía dificultar el movimiento y generar una considerable incomodidad. Lesiones en los Órganos Internos: En casos extremos, los latigazos tenían el potencial de provocar lesiones en los órganos internos, especialmente si los golpes eran de una intensidad considerable. Esto podía resultar en daños graves e incluso llevar a la muerte del individuo. Shock y Trauma Psicológico: Junto con el daño físico, la flagelación tenía la capacidad de ocasionar un profundo shock y trauma psicológico en la víctima. El dolor extremo y la humillación pública podían dejar secuelas duraderas en la salud mental del individuo. En pocas palabras, los latigazos infligidos durante la flagelación podían causar una gran cantidad de daños físicos y emocionales, lo que hacía que este método de castigo fuera extremadamente cruel y doloroso. La flagelación romana: Un castigo cruel Jesús recibió 300 latigazos Según el forense español José Cabrera, Jesús sufrió un total de hasta 300 latigazos, tres veces más de lo permitido por la ley judía. Su cuerpo estaba cubierto de heridas, con costillas fracturadas, punciones en el cuero cabelludo, nariz rota y rodillas desolladas. Este nivel de brutalidad, según Tito Livio, historiador romano, era típico en los métodos de tortura romanos, diseñados para infligir el máximo dolor y sufrimiento al condenado. ¿El filme ‘La Pasión de Cristo fue exagerada? La representación cinematográfica de este sufrimiento en «La Pasión de Cristo» de Mel Gibson generó controversia en 2004 por su intensidad gráfica, incluso criticada en su momento debido a la brutalidad mostrada. Sin embargo, la película se basa en una comprensión histórica y médica precisa de la flagelación romana y sus devastadoras consecuencias, justo lo que dicen los archivos históricos. Película ‘La Pasión de Cristo’ (2004) / Especial Aunque la película puede exagerar ciertos aspectos por razones dramáticas, refleja de manera impactante la brutalidad de esta práctica antigua. Finalmente, el Viernes Santo nos invita a reflexionar sobre la crueldad de la flagelación romana. A través del Viacrucis y otras prácticas tradicionales, los católicos conmemoran el sufrimiento de Cristo en su camino hacia la redención de la humanidad. Navegación de entradas Pa’l Norte 2024: Hacks y activaciones para disfrutar al máximo el festival Eduardo Massé reta a las personas a dar su mejor versión de sí mismos