El intento de golpe de Estado militar ocurrido el miércoles en Bolivia evoca eventos pasados, recordando especialmente el inicio de una serie de levantamientos militares en 1964, que marcaron un precedente único en la historia mundial. Sí, como usted lo lee, no es el primero, con este suman cinco eventos.

El presidente de Bolivia, Luis Arce, denunció un «golpe de Estado» perpetrado por el comandante general del Ejército boliviano, Juan José Zúñiga. Las fuerzas militares irrumpieron con un tanque en la sede de Gobierno de Bolivia, retirándose posteriormente tras la reestructuración del alto mando militar ordenada por el presidente Arce. 

Seguidores del presidente de Bolivia Luis Arce participan de un mitin este miércoles, en Plaza Murillo en La Paz / EFE 

Golpe de Estado de 1964

Aunque parezca increíble, no es la primera vez. El 4 de noviembre de 1964, los generales René Barrientos y Alfredo Ovando dirigieron un golpe que depuso al presidente Víctor Paz Estenssoro.

Ambos líderes llamaron a su acción la «Revolución Restauradora», argumentando que continuaba con los ideales de la Revolución Nacional Boliviana.

Este evento marcó el inicio de un período caracterizado por gobiernos militares en Bolivia, lo cual concuerda plenamente con la cita de Max Weber:

«Los golpes de Estado representan la interrupción violenta de un proceso político-institucional legítimo.»

 

Los generales Alfredo Ovando Candía y René Barrientos / Foto: Comisión de Historia del Instituto Panamericano de Geografía e Historia

Otro golpe en 1971

El 21 de agosto de 1971, el coronel Hugo Banzer Suárez lideró un golpe de Estado contra el gobierno izquierdista del general Juan José Torres en Bolivia. Este golpe tuvo como objetivo derrocar al gobierno que adoptaba una postura «antiimperialista» y estaba marcado por un fuerte descontento con las políticas nacionalistas de izquierda.

La acción militar liderada por Banzer instauró una dictadura que se prolongó hasta 1978, caracterizada por influencias ideológicas anticomunistas.

En respuesta al golpe, el general Juan José Torres y el Regimiento de Infantería Colorados de Bolivia intentaron resistir durante la madrugada del 21 de agosto de 1971.

Este intento de resistencia contó con el apoyo de diversas figuras, entre ellas el líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz. Sin embargo, la falta de armamento adecuado y la desorganización jugaron en su contra, facilitando el establecimiento del régimen militar de Banzer.

Hugo Banzer Suárez lideró un golpe de Estado / Foto: Fundación ICEES

Golpe de Estado de 1980, el más sangriento

«La democracia no es la ley de la mayoría, sino la protección de la minoría», diría Albert Camus y es que el 17 de julio de 1980, el general Luis García Meza encabezó un violento golpe de Estado que derrocó a Lidia Gueiler, la primera mujer en ser presidenta de Bolivia.

Durante su régimen, García Meza y su gobierno fueron notorios por violaciones a los derechos humanos y corrupción generalizada.

El ascenso de Lidia Gueiler al poder siguió a otro golpe de Estado el 1 de noviembre de 1979, cuando el general Alberto Natusch Busch derrocó al gobierno interino de Walter Guevara Arze en un golpe sangriento. Este evento desencadenó un levantamiento popular liderado por la Central Obrera Boliviana (COB), resultando en una brutal represión que incluyó la Masacre de Todos Santos, con más de 100 personas asesinadas y 30 desaparecidas, muchas de ellas encarceladas y torturadas hasta la muerte.

Lidia Gueiler, la primera mujer en ser presidenta de Bolivia / Foto: Archivo de Gueiler Tejada

El aprecio por Lidia Gueiler, combinado con la resistencia popular, obligó a Natusch Busch a devolver el poder al Congreso, que posteriormente eligió a Gueiler como presidenta constitucional interina. Su mandato continuó hasta las elecciones del 29 de junio del año siguiente (1980), cuando otro golpe de Estado puso fin a su gobierno.

Golpe de Estado de 2019, el último

Después de semanas de protestas y una auditoría de la Organización de los Estados Americanos (OEA) que cuestionó los resultados de las elecciones presidenciales en noviembre de 2019, el presidente Evo Morales renunció debido a la presión militar y policial.

Morales y sus seguidores caracterizaron el evento como un golpe de Estado, mientras que otros interpretaron su renuncia como resultado de la crisis política. Sin embargo, la Organización de los Estados Americanos (OEA) cuestionó el resultado electoral sin bases sólidas, lo que provocó violentos disturbios que amenazaron la vida de miles al incitar abiertamente a la insurrección para derrocar por la fuerza al presidente Morales.

Además, fuerzas policiales y militares se vieron claramente involucradas en estos disturbios, actuando al margen de sus deberes constitucionales y entrometiéndose abiertamente en la política nacional del Estado Plurinacional de Bolivia. En el mando interino quedó Jeanine Áñez, llamada ‘espuria’ por el izquierdismo latinoamericano, Incluso alguna vez expresó que le daban “mucha pena los mexicanos” por elegir a Andrés Manuel López Obrador como presidente

Jeanine Áñez, expresidenta interina de Bolivia / EFE

Finlamente, alguna vez el ruso Isaac Asimov decía que «un golpe de Estado es el último recurso de los incompetentes» y el reciente intento de golpe de Estado en Bolivia lo muestra. El comandante general del Ejército boliviano, Juan José Zúñiga ya fue detenido ante su intento fallido. Eso subraya la persistencia de crisis políticas en el país, siendo este el último de una serie de intentos a lo largo de su historia.

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